Si te gustan los blogs desde hace suficientes años, recordarás la época en que no existía WordPress y Blogspot (hoy Blogger) todavía no era de Google.
Por aquellas fechas era increíblemente engorroso bloguear, aunque si querías tener tu bitácora digital te complicabas la vida con lo que hiciera falta. Eso sí, por aquellas fechas favorecíamos los foros siempre que fuera posible. Más opiniones por el mismo precio.
Sin embargo, en 2003 se dieron las condiciones idóneas que han permitido la proliferación de blogs, bitácoras y webs personales que hay hoy en día. Porque, efectivamente, en 2003 fue cuando se lanzó WordPress y cuando Google adquirió Blogspot y comenzó a remodelarlo para que fuese Blogger.
Eso sí, lejos de ser una comparativa, este texto va a servir para ilustrar al lector sobre cómo era nuestra vida bloguera antes de que apareciera WordPress.
No se trata solamente de un gestor de contenidos que te facilita (y mucho) la tarea de crear tu propio sitio web. Se trata de un sistema que te permite hacer elegante dicho proceso.
¡Y esa misma fue la base de su éxito!
WordPress nos conquistó a base de facilitarnos las tareas más engorrosas (como la de tener una web de aspecto presentable gracias a sus plantillas); y remató la faena con el detalle de permitirnos ver inmediatamente cómo iban a quedar los textos a medida que los escribíamos.
Por supuesto, todo esto podíamos hacerlo en una versión gratuita para evitarnos el gastar dinero antes de ver si lo que queríamos hacer no iba a ser más que un hobby pasajero.
No era obligatorio ubicar hosting WordPress, ya que de serie puedes alojar tu proyecto de web en sus propios servidores. Así es: puedes comenzar gratis.
Por supuesto, pasado cierto tiempo se te quedarían pequeñas las funcionalidades que ofrecen y tendrías que decidir entre pagarles a ellos por desbloquear las que hubiesen implementado en su entorno y servidores privados; o bien autohospedar y migrar tu web a un servidor de tu elección, para tener mayor control sobre las funciones de la misma.
Para ello, por ser un software libre y de código abierto, existe la opción de descargar e instalar los plugins que algunos usuarios de la comunidad de WordPress desarrollan y ponen a disposición de los demás.
Si necesitas añadir ciertas funciones a tu web y no tienes ni idea de cómo implementarlas, los plugins te sacan de ese apuro. Su nombre lo indica: bastaba con “enchufarlos” en tu web para que tenga esa nueva función.
Esta manera de crear nuestras webs fue tan innovadora y logró facilitarnos tanto la vida que algunas personas vieron una excelente oportunidad de negocio en diseñar plantillas y/o plugins para WordPress… Porque, por supuesto, en ambos casos tienes para elegir entre gratuitos, freemium y de pago directamente.
Siendo así las cosas, ¿de verdad era eso tan relevante? Puedes apostar a que sí… Porque, de hecho, es lo que hoy se conoce como cuidar de la experiencia del usuario.
Por aquellas fechas, uno tenía que saber programar o pelearse durante horas con los CMS existentes para lograr algo medianamente coherente. Y de hecho, llegaba a ser tan frustrante que en parte por eso existen los servicios de diseño web en la actualidad.
Afortunadamente, hoy en día el panorama es cada vez más cercano al usuario y te facilita mucho la tarea… Aunque, por supuesto, siempre habrá cosas que un especialista sepa hacer más rápido, más fácil y mejor que tú; y lo que es más importante, ¡sin tirar el sitio abajo a cada rato!
Resulta muy de agradecer que actualmente puedas leer cualquier blog sobre WordPress y aprender a configurar en unas pocas horas un sitio web de lo más respetable para tus proyectos personales. Claro está, si quieres mancharte las manos personalmente.
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